Gabriela Mistral
Si tú me miras, yo me vuelvo hermosa
como la hierba a que bajo el rocío
y desconocerán mí faz gloriosa
las altas cañas cuando baje el rio.
Tengo vergüenza de mí boca triste,
de mí voz rota y mis rodillas rudas
Ahora que me miraste y que viniste,
me encontré pobre y me palpe desnuda.
Ninguna piedra en el camino hallaste
mas desnuda de luz la alborada
que esta mujer a la que levantaste,
porque oíste su canto, la mirada.
Yo callare para que no conozcan,
mi dicha los que pasan por el llano,
en el fulgor que da a mí frente tosca
y en la tremolacion que hay en mí mano
Es noche y baja a la hierba el rocío;
mírame largo y habla con ternura,
¡que mañana al descender al rio
la que besaste llevara hermosura!