¡Qué hermosa eres, y cuán suave,
oh!, amor deleitoso...
Tu estatura es semejante a la palmera,
y tus pechos a los racimos.
Yo dije: subiré a la palmera,
asiré sus ramas.
Deja que tus pechos sean como racimos de vid,
y el olor de tu boca, como de manzanas.
Y tu paladar como el buen vino,
que se entra a mi amado suavemente
y hace hablar los labios de los viejos...

Tienes el don de cautivar con tus letras,
ResponderEliminarTu blog esta lleno de vida y sensualidad me encanta.
saludos
Muy bellos tus versos Carolina, llegar a ellos ha sido un lujo
ResponderEliminarUn abrazo
Stella
En mi blog hay algo con todo mi cariño para ti…!
ResponderEliminarUn abrazo, un beso, parabienes!!!
http://kheprimiradadeunangel.blogspot.com/2010/02/premio_12.html